viernes, 12 de septiembre de 2014

Atentado en estación subterránea de Metro, ¿Una responsabilidad Público-Privado?


Durante la primera semana del mes de septiembre, Chile enfrentó por primera vez en su historia la colocación y detonación de un artefacto explosivo, en una galería comercial a plena luz del día y en horario peak, afectando directamente el sistema de trasporte público, Metro, lo que trajo como consecuencia 14 heridos de diversa consideración, la destrucción  parcial de un sector de esta galería, el cese de operaciones del tren subterráneo en ese sector, y el impacto psicológico sobre las personas que normal y diariamente trabajan o transitan por esta galería.

No pretendo entrar en el análisis subjetivo u objetivo, de la violación a la seguridad y/o prevención de los delitos, ni tampoco si se cumplieron los protocolos existentes tanto en la galería comercial afectada, como en el tren subterráneo.

Lo que si llamó mi atención, fue la reacción pública y de algunos expertos en distintas materias, que normalmente en estos casos aparecen inmediatamente, buscando validar sus teorías y el enjuiciamiento publico tanto de la empresa Metro y sus protocolos de seguridad, como de la escasa supervisión sobre la gente que transita por la galería comercial.

Ahora, lo que si capturó finalmente todo mi foco, fue la respuesta durante y posterior de los organismos de emergencia, de seguridad pública, como de la autoridad comunal, regional y de gobierno, así también como la de los privados (Galería Comercial y Empresa Metro).
La respuesta de los organismos de emergencia sin duda fue rápida y eficiente, pero sin existir una coordinación fina entre los grupos del municipio, la autoridad edilicia y menos gobierno.
Mientras los primeros se preocupaban de rescatar y trasladar las víctimas a centros asistenciales privados con el mayor profesionalismo que lo distingue, los segundos buscaban explicar lo inexplicable, sin siquiera tener en cuenta a las víctimas, sus familiares y amigos, los que inmediatamente querían conocer el estado y dónde estaban siendo derivados.

No existió ningún funcionario de Gobierno (Municipio, Intendencia, Gobierno), que estuviera recopilando y centralizando la información desde los centros de salud, tampoco se habilitó un teléfono donde poder preguntar  y confirmar si sus familiares estaban entre las víctimas (“afortunadamente” fueron 14),tampoco información formal que indicara las clínicas de derivación y su ubicación (indico que entre las víctimas había mucha gente que no era del sector donde estaban las clínicas), y tampoco ningún comentario respecto a la responsabilidad público-privada frente a este atentado

Y es aquí donde se encuentra el gran nudo que no permite estructurar un manejo y gestión de crisis coordinado y eficiente.

Siendo claro, lo anterior se produce por la baja coordinación entre los Municipios, la empresa privada, los organismos de Protección Civil, y las autoridades de Gobierno los cuales, si trabajaran en base a un modelo de planificación con visión estratégica, con una correcta identificación de necesidades, una adecuada asignación de recursos, y una preparación y entrenamiento de cada uno de los niveles y sus integrantes, estaríamos sentando las bases para indicar que podríamos tener una respuesta de primer nivel y que esta, fue producto de un trabajo desinteresado y con una mirada común.

Pero lamentablemente el proyecto que podría sentar una primera piedra y un referente en la profesionalización y mejora sustancial de las políticas de Protección Civil, Respuesta a Emergencias y Manejo de Crisis, aun lleva durmiendo prácticamente 4 años en el poder Ejecutivo de mi país.

Espero tanto yo como los ciudadanos de este país, que si debemos enfrentar un nuevo desastre, tanto el mundo público como el mundo privado, sepa responder a la altura de las circunstancias.


Mientras…. Sigamos esperando